domingo, 28 de diciembre de 2008

El cerebro. Ese gran olvidado.

Claro que se acuerdan de él - y saben dónde pegarle - cuando se trata de hacernos creer que la vida es un momento y hay que disfrutarlo con: Coca-Cola, pelos extraordinariamente lisos y brillantes, Yogurt Ultra-super-recontra Light, pasta que no engorda, perfumes carísimos, papitas fritas 0% grasas trans, relojes Casio, Mayonesa sin huevo, aceite sin gusto, condones ultrafinos-lubricados-con gusto a vainilla o cereza, tiendas con ropa de primera, créditos a sola firma (con intereses%%%%%), colchones ergonómicos, pasta de dientes que te protege de todo, cepillos de dientes que hacen avergonzar a los ya existentes, protección solar factor 1000 con bronceado perfecto, televisores con vida casi propia, etc, etc...
No se acuerdan de que sufre, que es tan órgano y tan noble como el corazón y los riñones, que a veces precisa un golpe de alcohol o nicotina, que vive con nosotros durante toda la vida, es el que tenemos y no lo podemos cambiar.
Reivindiquemos al cerebro por sobre todos los demás órganos, que no podrían vivir sin él.

1 comentario:

Federico dijo...

Uh! me hace recordar aquel cuento en el que los organos del cuerpo se disputaban la supremacía... Los riñones, el corazón, el mismo cerebro, el higado... hasta que apareció alguien que sin ser un organo tenia una función importantísima: el ano. Y este se cerro y no se abrió mas hasta que lo reconocieron como el jefe...
Un abrazo!